Amigo contador este debería ser un día para celebrar, pero seguramente si estás consultando esta página has de estar trabajando, así que te invito a que salgas a dar un paseo, aunque estemos derritiéndonos por el calor, y te detengas un momento a pensar si a pesar de tantos sacrificios, desvelos, comidas a destiempo y una que otra arruga en tu rostro, seguirás cuidándole las espaldas a alguien que seguramente no se lo merece, y nunca que lo va a agradecer. Si la respuesta es afirmativa, entonces tienes todo para ser un buen contador, así que deja lo que estás haciendo y diviértete por este día, al fin de cuentas los buenos contadores hacemos todo el último día al cuarto para las doce.
No les negué a mis ojos ningún deseo, ni privé a mi corazón de placer alguno. Mi corazón disfrutó de todos mis afanes. ¡Solo eso saqué de tanto afanarme!
Consideré luego todas mis obras y el trabajo que me había costado realizarlas, y vi que todo era absurdo, un correr tras el viento, y que ningún provecho se saca en esta vida.
Eclesiastés 2:10-11 NVI