La cosa esta así: la profesión contable está sujeta a cuestionamientos por parte de contribuyente, del SAT, del IMSS, del INFONAVIT, de la Secretaría del Trabajo, de autoridades estatales y municipales y hasta de los trabajadores que están al pendiente de la actualización de sus prestaciones.
Y en medio de tantas ocupaciones, nos seguimos preguntando qué hacen con tanta información, ¿la analizan o solo levantan alertas?
¿Cuentan con las atribuciones necesarias para sancionar la aplicación correcta de las normas de información financiera?
¿Han revisado la congruencia de las balanzas electrónicas que los contribuyentes envía mes a mes?
¿Consideran reglas de inteligencia discriminatoria en los datos que revisan?
¿Comprenden las razones de negocio que mueven la economía actual de los giros a revisar?
¿Planean acercarse al ser humano detrás de cada negocio o dejarán que el robot levante una muralla que evita la aclaración?
De las respuestas a estos cuestionamientos comprobaremos el compromiso de estas instituciones en crear las oportunidades de crecimiento que tanto ha prometido esta administración; o seguiremos atorados en un universo paralelo donde solo la palabra de un robot cuenta.
