La principal característica de estos activos digitales es que se generan y se mantienen en la red, la cual está soportada por la tecnología de cadena de bloques en protocolos encriptados secuenciales.
Lo anterior, permite al usuario acceder a un control histórico y pormenorizado del origen y de las transacciones realizadas con cada uno de estos activos; su precio flotante en el mercado se ve impactado por condiciones de la oferta y la demanda, que para este caso es no bursátil y totalmente descentralizada.
Su único sustento se basa en la confianza que tienen las contrapartes para realizar cada transacción, y eso genera tanto una volatilidad alta, pero al mismo tiempo un mayor riesgo.
Cabe destacar que Banxico ha declarado públicamente su postura conservadora mencionando que “los activos virtuales se caracterizan por ser muy volátiles, costosos para transaccionar y difícilmente estables”
Y ahora la PRODECON emite su postura respecto al tratamiento fiscal que deberían tener estas operaciones cuando se transforman en dinero corriente, y aunque prácticamente con el pago provisional se van las ganancias, digamos que es el precio por convertir un elemento de una dimensión electrónica trayéndolo a un mundo físico.
