Está vestida de fortaleza y dignidad,
y se ríe sin temor al futuro.
Cuando habla, sus palabras son sabias,
y da órdenes con bondad.
Está atenta a todo lo que ocurre en su hogar,
y no sufre las consecuencias de la pereza.
Sus hijos se levantan y la bendicen.
Su marido la alaba:
«Hay muchas mujeres virtuosas y capaces en el mundo,
¡pero tú las superas a todas!».
PROVERBIOS 31:25-29 NTV